sábado, 4 de enero de 2014

Monarquía, una forma antigua de gobierno

Parece que desde las primeras sociedades agrícolas (en torno al 7000 a.C.), la figura de un monarca o jefe absoluto que acapara para sí la mayor parte del poder ha sido una constante en los estados más o menos grandes -al menos tan grandes como una ciudad-. Aún recuerdo el término favorito de uno de mis profesores de Historia Antigua Don Aurelio Padilla sobre este tipo de organización social basada en una persona preeminente o "sacerdote-jefe". No me malinterpreten. Soy consciente de que existe una diferencia entre una clase sacerdotal con fuerte poder político (Teocracia) y la figura de un monarca. De todas maneras puede llegar a ser difícil establecer una frontera porque con frecuencia el monarca y sumo sacerdote eran la misma persona. 

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Isabel II con Georges W Bush en 2007

Las monarquías se caracterizan por tener dos cualidades fundamentales:




1- Están legitimadas por una o varias divinidades
2- Son hereditarias.

Efectivamente, frente al pueblo los reyes acaparaban el poder por ser éstos los intermediarios entre el orden divino y el mundo de los humanos. Era el orden natural de las cosas para la inmensa mayoría de la gente y aunque parezca mentira durante muchos siglos la gente amaba u odiaba a los monarcas pero no parecía cuestionarse ese sistema. La otra cara de la moneda era cuando tras un período de crisis como podrían ser malas cosechas o simple mala gestión el pueblo culpaba a los reyes de sus males y se levantaban en motines -que no necesariamente tenían un carácter político-. 

Es importante matizar que a veces los reyes eran simples títeres de una oligarquía de nobles o sacerdotes como lo fue en algunos momentos de la Edad Media. En la actualidad, la mayoría de las monarquías del mundo han mutado a fórmulas mixtas donde acaparan ya poco poder (llamadas también monarquías constitucionales). Tenemos no obstante excepciones a esta evolución en estados como la Ciudad del Vaticano, Arabia Saudí o los Emiratos Árabes Unidos, donde los monarcas continúan ejerciendo un poder directo.


Abdalá bin Abdelaziz, actual rey de Arabia Saudí
Algunas monarquías de la Historia acabaron abruptamente como fue el caso de los Borbones en Francia durante la revolución de 1789 o los Romanov en 1917. Han existido en la actualidad (desde el fin de la II GM) algunos casos interesantes de estados que por diversas razones rompieron o se alejaron de los monarcas y luego regresaron (reinando o no) como el de Simeón de Bulgaria legítimo heredero de la Familia Real de Bulgaria (expulsada en 1946), que ostentó el cargo de Primer Ministro entre 2001 y 2005 en esta república balcánica o el caso de algunas repúblicas que han pertenecido de forma discontinua a la Commonwealth of Nations británica, donde los estados se asocian libremente en una estructura encabezada por la Reina Isabel II. El caso británico, al igual que el holandés es interesante porque los monarcas se han transformado en un símbolo de unidad nacional e incluso atractivo turístico.

El Koningsdagdía de la Reina es una de las mayores fiestas de los Países Bajos donde se montan mercadillos a pie de calle y se usa el color naranja como símbolo nacional. 

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Día de la Reina en Ámsterdam en 2005.

El cambio de guardia es uno de los momentos más esperados por los turistas que viajan a Londres. 

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Cambio de guardia en el Palacio de Buckingham

La monarquía se puede asociar con el despotismo, la aristocracia, la teocracia y el imperialismo





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